Por Cristo Leon.
Ultima revision junio 2019.
Su mano toco la pegajosa superficie del espejo astral. Notó inmediatamente que su alma se sumergía en una viscosa materia que le recordaba a la miel de abeja. Dejando tras de sí, su sombra y su cuerpo. Las sensaciones dentro del espejo eran como estar en la tercera persona de su propia ser.
Percibió acercarse a una puerta la cual en algún lugar se abría. Comprendió que cruzarla le costaría su cordura, pero tenía que seguir adelante. Tras el umbral de la puerta, sombras, más allá de las sombras la espalda de una mujer quien dormitaba sobre una mesa. Junto a ella, un espejo mágico emanaba una luz blanca. Es una “pantalla” le aclaro su espíritu guía. La miel del espejo tiraba de él forzándole a regresar a su realidad, insistió una vez más, un paso más.
Por encima del hombro de la mujer alcanzó a vislumbrar un pedazo de papel, sobre el papel, un dibujo al carbón de su propio rostro cubierto en trazos obscuros, junto a las palabras “Nombre del personaje” se leía su propio nombre. Eres su “personaje” le aclaro, en su mente, la voz del antagonista.