Por Cristo León.
Última revisión: 26 de abril de 2025.
Introducción
A lo largo de la historia, el proceso de aprender ha sido interpretado de múltiples maneras, desde la simple acumulación de datos hasta la transformación profunda del ser. Richard Feynman (1985) sostenía que “lo que no puedes explicar de manera sencilla, es porque no lo has entendido lo suficiente”, señalando que la verdadera comprensión implica no solo el dominio del contenido, sino la capacidad de reorganizarlo y recrearlo. De manera similar, Heinz von Foerster (1984), uno de los padres de la cibernética de segundo orden, postuló que el aprendizaje auténtico es un proceso autorreferencial, donde el observador se convierte en parte activa del sistema que intenta comprender.Al leer a autores como Feynman, Gregory Bateson y Heinz von Foerster, reflexioné profundamente sobre la naturaleza del aprendizaje en mi propia trayectoria académica. Reconocí que aprender no es un fenómeno lineal ni pasivo, sino una experiencia dinámica, metacognitiva y cibernética. En este contexto de reflexión emergió la siguiente frase:
«Aprender es un proceso autorreferencial de simplificación sistémica, iteración constructiva y autoexplicación metacognitiva, donde el sujeto, como observador-participante, reorganiza continuamente sus marcos de comprensión en un bucle cibernético de creciente profundidad y sentido.»— Dr. Cristo León, 2025
Para comprender esta afirmación en toda su dimensión, propongo primero aclarar algunos conceptos fundamentales.
Definiciones Clave
Cibernética
La cibernética, propuesta inicialmente por Norbert Wiener (1948), es la ciencia de los sistemas autorregulados mediante mecanismos de retroalimentación. Estudia cómo los seres vivos, las máquinas o los sistemas sociales adaptan su comportamiento a través de la comunicación interna y la corrección de errores. En el aprendizaje, la cibernética se refiere a cómo ajustamos nuestro conocimiento en función de los resultados obtenidos.
Metacognición
La metacognición es la capacidad de pensar sobre el propio pensamiento. Flavell (1979) la definió como «el conocimiento y regulación de los propios procesos cognitivos». Implica monitorear, planificar y evaluar cómo aprendemos, favoreciendo una conciencia crítica que permite mejorar nuestras estrategias de comprensión.
Observador-participante
En la cibernética de segundo orden (Foerster, 1984), se reconoce que el observador no es ajeno al fenómeno que estudia, sino que forma parte activa de su configuración. Así, en el aprendizaje, no simplemente «vemos» la realidad: la interpretamos y la transformamos desde nuestra perspectiva personal, convirtiéndonos en co-creadores del conocimiento.
Bucle cibernético
Un bucle cibernético describe el ciclo de retroalimentación en el cual un sistema (como la mente humana) ajusta su funcionamiento basándose en la información que recibe de su propio desempeño. En el aprendizaje, cada reflexión, corrección de error y nueva comprensión realimenta y refina el proceso cognitivo, generando un círculo virtuoso de mejora continua.
Simplificación sistémica
Este concepto refiere al acto de reducir la complejidad de un sistema de manera significativa, pero sin perder su esencia. En aprendizaje, significa destilar un conocimiento complejo en estructuras más manejables y comprensibles, preservando su significado.
Iteración constructiva
La iteración constructiva implica repetir procesos o actividades de forma que cada repetición no sea un simple retorno, sino una mejora sobre la anterior. Cada nuevo ciclo de aprendizaje refina, amplía o corrige los conocimientos previos.
Autoexplicación metacognitiva
Es el ejercicio de explicar para uno mismo lo que se ha entendido, como forma de comprobar, consolidar y profundizar el conocimiento. Se trata de un diálogo interno que evalúa constantemente la solidez de la comprensión.
Conclusión: Una invitación a la autorreferencia transformadora
Reconocer que el aprendizaje es un proceso autorreferencial y cibernético es abrazar la idea de que somos agentes activos en la construcción de nuestro propio conocimiento. No aprendemos simplemente por exposición pasiva a la información; aprendemos reorganizando nuestras estructuras internas de sentido, reflexionando críticamente sobre lo que sabemos y cómo lo sabemos.
Te invito a observarte mientras aprendes: identifica tus errores, reflexiona sobre ellos, simplifica sin banalizar, y permítete iterar conscientemente. Al convertirte en un observador-participante de tu propio proceso de aprendizaje, activarás un bucle cibernético que no solo te hará comprender mejor, sino también transformar quién eres en el acto mismo de conocer.
El aprendizaje profundo no es un destino, sino un movimiento continuo de crecimiento, reflexión y renovación.